viernes, 2 de diciembre de 2016

Vine,
por 5 minutos
¿Qué?
tic-tac.

Necesito 180 segundos,
para mostrar las garras,
marcharme;
y con los 120 sobrantes
contemplar mis huesos:
el exilio de plástico y acero.

Me encantaría,
lo juro,
pero malgasté ese poco tiempo
en lo inexistente.

Es cíclico:
 mis dedos vuelven a dividirse en 300;
se descoordinan y:
“zas, manotazo”.
Imagínate de pequeño,
la loba no tenía  5 lobitos
y vivía en una manada,
bajo aullidos solitarios
siempre en su cifra exacta.

Ojalá no fuese un número,
pero lo soy
y solo tengo 300 segundos,
(luego reiniciaré)