miércoles, 30 de mayo de 2012

1

Silencio,
aprovechémoslo.
Ruidos como armas
que ensordecen los territorios.

Frío abrasivo
rodeado de desconocidos.
El roce lo disimula,
el refresco no.

Esperamos,
mientras de fondo vomitan sobre Cuba.
Aún no vienen a buscarnos,
burlémonos de nuestros amigos.

Relatamos
y un ogro nos arranca la cara.
(Ese ogro juega con la cara. Primero se la pone de careta. Luego cuando se aburre juega con los agujeros de los ojos y por descuido los rompe. Al final se cabrea y tira nuestras caras a la basura)

Aún no vienen a buscarnos,
burlémonos de nuestros amigos.
Gordos, feos, horribles
y nosotros tan perfectos.

2

No te fies de nadie Confucio,
mi amor.
(Todos sabemos que no te llamas Confucio, eres Laura, motosierra de acacias)

No me pidas filosofía oriental,
pídeme arroz con curry
o tallarines.
Pídeme ternera con salsa moral,
o iguanas con moratones.
Aunque es para nada,
la comida nunca bajará al estómago
y tendrás que cocinar otra vez.

3

Otra semana,
Atados a un bucle,
sin teléfono
esperando la noche,
víctimas de la introversión.

Quizás la incomunicación duele
pero es peor la sobrecomunicación.
Podemos jugar a imaginar,
(¿Porqué actúa así? ¿será porque tiene un trozo de abeto?. Siempre ha querido contruirse una réplica de su propio genital en madera).

Y no pasará nada,
la verdad nos sangrará despacio,
en el momento oportuno.
No la obliguemos a salir.

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