miércoles, 14 de enero de 2015


No me dejes volver a los rincones más oscuros del alma humana. No quiero estar donde se sirve desayuno de semilla de ricino. Hace unos años tras intentar cometer el gran crimen comí las cerezas del árbol y ahora estoy sereno. Todos y todo pasaron a formar parte de la broma espacial. Recorre mi cuerpo. No existen las tablas de multiplicar luego jamás podremos realizar la división. El resto de máscaras están en el suelo quemadas. Somos ellos, la verdadera esencia del ser. Búscate. Búscame. No es mutua soledad, tampoco mutua compañía, es algo mutuo simplemente. Quedaron atrás los días de arsénico. Tengo el antídoto en la mano, pero no se lo diré a nadie. Eres la broma espacial.  Las cerezas que caducan en mutua compañía. Los rincones oscuros del alma pasaron a ser arsénico. Me buscaste para que todo fuera más sereno. Las semillas de ricino están en el suelo quemadas. La esencia del ser se va multiplicando mientras el espacio se reduce a un simple antídoto. No se lo diré a nadie. Encuentra la máscara, mientras tanto tu soledad se irá dividiendo.

En la hoguera se está descomponiendo el miedo a la muerte. A tu muerte. Jamás lo volverás a hacer, yo tampoco. Garras que oprimen. No existe un solo tú en mi vida. Tú número uno, eres patético. Tú número dos, fóllame.  Ayúdame a destruir las dualidades, tú puedes hacerlo. Ya no es un simple yo contra todo. Las terceras personas siguen ocupando su puesto de cicuta. Sé que jamás existirá un mundo (mío) en el que no esté rodeado de desconocidos. Todo se reduce a una pelea entre el tú y yo. Jamás sabremos el desenlace final de esa batalla. Pero yo solo sé una cosa, te quiero.

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