martes, 16 de febrero de 2010

Eso que se diluye en los espejos




Hoy corté las alas a una mosca. Es por ello que al fin me sentí liberado, pues ardió mi rojo interior, el cual amenazaba con teñir mi piel y todo el entorno que me rodea.

No obstante sentí miedo de mis actos, y más al darme cuenta que inconscientemente había matado todas las moscas que me encontraba, dañando así en parte el ecosistema.

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Y es que todos tenemos una paleta con el rojo, por lo que cualquier pincel puede pintar con este color. El peligro consiste en que dibujen sobre tu carne los salvajes, sobre todo si andas en las tinieblas intimistas.

Yo antes usaba una paleta que solo tenía el blanco. A simple vista pensaba que ya no tenía porqué estar pintado. Cerrar los ojos ante el arco iris me resultaba difícil , y al final no era más que un reprimido. Además todo esto me llevaba a nada , pues al final acababa usando el rojo de mis flujos interiores.

Yo siempre digo por ello, que cada sentimiento es un color diferente, y siempre necesario en nuestra vida. Es por ello que no hay dogma que reprima las tonalidades de tu pintura, pues los sentimientos vuelan libres como moscas, y si se intentan encarcelar te destruirán.

No obstante siempre hay un color más fuerte,que predomina sobre los demás, pero no por ello se pierde la armonía,la cual sea quizás lo más esencial en esta vida,y esta se alcanza mirando todos los colores.

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No mataré la ira, pues quizás ella me acabe consumiendo por mis intentos frustrados.

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