domingo, 21 de agosto de 2011

Sevilla, muerte. Despertarse. La persiana tiene ochenta y tres agujeros que están todo el día de exposición. La pared está plagada de boquetes, la mayoría tapados con imágenes de películas y músicos. Excavar el yeso de la pared es un gran entretenimiento, sobre todo en épocas de exámenes. Por el suelo anda una pelusa. No me molesto en barrerla. Todas las mañanas tiro a la basura papel con semen. Abro la ventana para que se vaya el olor concentrado. Un montón de libros cogen la peste de mi cuarto. Me da igual. Veo caído un cacho del respaldo de la silla, no me molesto en pegarlo, solo encajo y dejo a merced de mi fuerza torpe.

¿Hoy es el día que cumpliré mis propósitos? No creo, siento anemia y jaqueca. La jaqueca la soluciono con paracetamol del más barato. Para la anemia no hay solución sin la receta. Sé que la tengo, intermitentemente la parezco.

Desayuno con una rutina variable. Llevo dos semanas tomando cereales baratos. Ahorro dos euros, los cuales invierto en libros y discos de música. El cartón de Puleva vale un euro casi. Vicio a la leche, bebo un cartón diario. A veces se me acaba la leche y le quito a mi compañero de piso un poco. Cuando me canso de los cereales me paso a las galletas, la marca poco importa. Diez minutos cronometrados, si tuviese tiempo desayunaría de forma americana. Después de romper el ayuno cago. El Wáter no está limpio y no hay un rollo de papel higiénico. Mi compañero de piso pasa de la higiene. Arreglo un poco el baño. Termino, me ducho. Mirarse al espejo por las mañanas alegra, tu cuerpo es más bello. Siempre se me olvida traer la ropa. Me paseo desnudo por la casa.Una vez vestido busco los cascos en el bolsillo del pantalón del día anterior. He de decir que solo funciona uno de los dos. Los auriculares del chino no me llegan a durar ni un mes. Va siendo hora que me compre unos buenos. Ayer lo intenté y acabé comprando el Strange days de The Doors. Para estas cosas soy impulsivo. Salgo de casa. Debo cerrar la puerta con llaves todos los días, mi compañero lo exige. No sé cómo explicarlo pero esta acción me da pereza realizarla. No lo hago la mitad de de las veces, soy irritante. Espero no encontrarme de camino a alguien de la facultad y que me salude con una mal disimulada hipocresía. Solo tengo veinte minutos de música. No serían veinte minutos si no hubiera cinco semáforos de camino. Odio el color rojo. Llego al fin a la facultad.

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