viernes, 11 de enero de 2013

1

Todo era tan místico
y amarillo.

Esa luz de Sevilla
cuando desconocías la termodinámica,
las leyes de Newton
o las ecuaciones de la cinética.

Fueron buenos,
solo antes de vivir en cuatro paredes,
antes de tener sitio en el que dormir.

Yo solo era un crío con 15 años mentales,
en un sitio,
en una ciudad.

2

Una guitarra,
alguna cerveza de calidad,
un increíble vacío cultural en proceso de muerte.
Esa era la noche fantasma.

Mamá, papá,
quiero más de esas noches amarillas,
quiero estar rodeado de ellos,
su piso,
una carrera,
una novia
(eso pedía).

3

Era tan inocente...
la realidad era un cuadro cubista,
una simple imagen.

Y ahora,
nada.

4

Perder el tiempo,
vivir de superficies,
tres años.

Ahora que la luces de Sevilla se apagaron,
toca volver a tener quince.

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