viernes, 28 de mayo de 2010

Muerte de la televisión

Murillo susurró a los oídos al cirujano, ¿quieres el mundo? mira tómalo, está debajo de tus pies, pero no pintes con la sangre de tus operaciones este gran lienzo. La vida es más que un toreo salvaje a capela, que el maldito proselitismo, la vida es una gran pintura repleta de pequeños monet o chagalles.

No le hizo caso, y así le fue, se atragantó con las manzanas a las cuales despreciaba. A mi me dio igual nunca supo reconocer la poesía,siempre leyó demasiados libros apocalípticos y de misticismo de Dan Brown.

Tempestad impasible fue para todos su muerte ¡Un gran predicador desaparecía de la faz de este planeta!. Yo tenía apagada la tele en ese momento, siempre me dije a mi mismo carpe diem.

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