domingo, 2 de mayo de 2010

Trilogía del capital sumergido.Relato 2: La serpiente y el mendigo


La serpiente me quedó más gorda de lo previsto. Esa es la frase que suele repetir el mendigo de la esquina.

Según él esa serpiente era el mismísimo Lucifer, una maldita garrapata que constantemente pedía un plato de comida, pese a saber que ya escaseaba los recursos para alimentarla. Y cuando se acabó el capital junto a las ratas, el bicho se comió a toda la familia.

¿Por qué no se comió también al pobre hombre? Pues porque tenía la necesidad de dejar algún retazo de vida,y además no le gustaba la carne raída por el sudor del trabajo.

Tras engullir la familia, la serpiente no volvió aparecer, el indigente la buscó para vengarse, pero solo consiguió darse palos con el presente, y que en su vejez solo le quedase una boina y un cartel con el que mendigar.
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Como comprenderán esa historia me parece absurda, así que cada vez que paso por al lado del mendigo, me burlo de él diciéndole, que porqué se compró una serpiente en su juventud
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Perro insensible...

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