martes, 12 de abril de 2016

Hablar con tu sombra
podría salvarte, 
confesarle todo,
desmoronarte.
Pero no,
te cosieron la boca
en un juego infantil
donde todos tenían piojos
te los comías
y luego se tiraban las verduras.


Un día murieron los piojos,
llorabas,
tenías hambre
devoraste tres bebés
y te enganchaste.
Estabas gordo,
mucho
no cabías en casa
y te fuiste.

Errabas por la noche,
de cama en cama,
rompiéndolas con tu peso,
por el día buscando cunas.
Todo terminó
cuando el espejó rompió.
Te cosieron la boca
en un juego infantil
donde todos tenían piojos
te los comías
y luego se tiraban las verduras.

Los hilos atan tu silencio,
la empatía que te falta
o sobra, 
Tu sombra,
tiene el remedio
y no lo quieres,
y no lo quieres.
Hablar con tu sombra
podría salvarte, 
confesarle todo,
desmoronarte.

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