1.
La
apisonadora ejerció su fuerza con todos sus protocolos. Toda la terapia para
saber actuar socialmente solo me sirve para viajar constantemente las dunas
azules de Eris. Me dan miedo las manos que se quieren tender a mí y tocar todos
mis surcos deformes para que deje de mirar hacia Disnomia y de tener hambre. Pero
no, quiero seguir vomitando después de comer, estoy en huelga hasta que el
cosmos infinito me dé una explicación, hasta que aprenda a contener la
respiración dentro del mar. Mientras tanto estaré desconectado, contando el
volumen de dióxido de carbono que expulso.
2.
Estoy
rodeado de gente en esta sala pequeña que llaman vida y siento
que en cualquier momento voy a caer al suelo y ser pisado. Tengo miedo.
3.
Dicen que si
no mantengo la mirada no muestro mi alma, que si tartamudeo al hablar no
muestro mi gran inteligencia que si no saludo a las personas... Dicen, dicen y
dicen, yo aún no sé ni lo que me digo a mi mismo.
4.
La mosca se
posa
en mi oreja,
la espanto
vuelve
a mí
en vuelos
circulares
la espanto,
se sitúa en
mi ventana
saca su
trompa
deseando
volver
al exterior
y dejar de
chupar cristal.
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