martes, 12 de julio de 2011

Reloj,
eutanasia comunicativa.
Murámonos,
solo si las palabras rozan el cero absoluto.

Colgarme en un cerebro,
de una mente jocosa,
de similitudes;
solo para tomar leche salada.

Seguiré igual,
intentando aspirar:
egoísmo,
el hoy no puedo
o en otro momento.
Y seguramente se irá la luz,
antes de conocer la anatomía divisora
del trópico de cáncer.

Juegas
y en un barranco,
disimulo no saberlo.
Cuando deje de hacerlo
me esfumaré.

Es una pena,
quizás no encuentres
más locos
y tu reflejo.

Presume de trofeo.
Adiós ojos...

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